jueves, 30 de junio de 2011

¡TERCERA LLAMADA!

En la tradición teatral de México tienen una costumbre que me parece muy linda. Antes de comenzar cada función se realizan tres llamadas: la primera llamada es un anuncio a los espectadores para que estén atentos, para que terminen sus cigarrillos o paguen sus cafés, para que vayan entrando en la sala y acomodándose. La segunda llamada es el momento en que se debe uno acomodar en su asiento, apagar el celular, quitarse el abrigo y disponerse a ver el espectáculo. La tercera llamada es la definitiva, las luces de la sala se apagan, se abre el telón (si este es el caso) y la función comienza. Esto desde el punto de vista del público. Desde el punto de vista de los que estamos al otro lado (es un otro lado poético, no físico, porque a veces nos encontramos desperdigados por el edificio, los técnicos detrás de la gente o entre bambalinas, compartiendo la mirada, algún ocasional director que se sienta en la platea, o a veces, todos mezclados en la muchedumbre de una plaza y sin embargo al otro lado, esperando) desde el punto de vista de los que hacemos teatro o títeres o clown o danza, esa tercera llamada implica que está a punto de comenzar aquello por lo que hemos trabajado, aquello por lo que por lo general nos jugamos el todo por el todo sin saber muy bien por qué (y aparecen siempre esas preguntas "¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Quién me mandó acá?") o sabiéndolo en el fondo, muy en el fondo, sabiendo que lo hacemos por ese único momento que no suele durar más que una hora, sesenta minutos en que salimos a la cancha (y aquí la metáfora futbolística me parece asombrosamente adecuada) con el riesgo de perder el partido e irnos a la B o a la C o a la H, riesgo que si no existiera el fútbol y el teatro verdaderamente no tendrían ningún sentido o tendrían el único sentido de reafirmarnos en lo conocido, en lo esperado, en lo de todos los días, los pobres siempre pobres y los millonarios siempre millonarios, cosa que sabemos que el teatro en el fondo no es (para opinar sobre fútbol me falta autoridad).

Así que esa tercera llamada nos marca el momento, el límite, el umbral, después del cuál todo comienza: salimos de la comodidad del día a día para sumergirnos en lo extraordinario, como les pasó a Ulises, a Aquiles, a Frodo, a Neo, a Dorita, la del mago de Oz. Simplemente quería saludarlos a la víspera de este festival que ya comienza y que se fue armando entre todos, que es el primero - y esperemos que no el último - y que ha tenido la virtud de hacernos encontrar aunque sea por unas horas para compartir nuestras opiniones - a menudo enfrentadas - sobre aquello que hacemos y seguimos haciendo. Nada más que eso. Tercera llamada...

COMENZAMOS... 

Ah, por supuesto, tanta cháchara no tendría el menor sentido si además no nos deseáramos mutuamente, como corresponde

¡MUCHÍSIMA MIERDA!

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